"No tengo tiempo", "No es el momento", "No estoy preparado", "Es demasiado difícil", "No tengo dinero".
Estas frases suenan lógicas, pero en realidad son excusas disfrazadas de razones. Nos mantienen cómod@s, pero también atrapad@s.
El problema es que muchas veces ni siquiera nos damos cuenta de que estamos usando excusas. Creemos que son obstáculos reales, cuando en realidad son barreras mentales que nosotros mismos hemos construido.
El autoengaño de las excusas
Las excusas son traicioneras porque nos dan una sensación momentánea de alivio. Justifican nuestra inacción y nos hacen sentir que no es nuestra culpa si no avanzamos. Pero, en el fondo, sabemos la verdad: nos estamos frenando a nosotr@s mism@s.
Algunos ejemplos comunes:
"No tengo tiempo" ⇒ Pero sí pasas horas en redes sociales o viendo series.
"No tengo dinero para invertir en mí" ⇒ Pero sí gastas en cosas que no necesitas.
"No estoy preparado/a" ⇒ Nadie lo está al 100%. Se aprende en el camino.
"Es demasiado difícil" ⇒ Lo difícil es quedarse en el mismo lugar sin avanzar.
Cada vez que usas una excusa, eliges conscientemente quedarte en el mismo lugar. Y con el tiempo, eso tiene un precio: frustración, insatisfacción y la sensación de que la vida pasa sin que realmente tomes el control.
Cuando ves a otras personas lograr lo que tú también deseas, es fácil pensar que tuvieron más suerte, más oportunidades o más talento. Pero la diferencia no está en lo que tienen, sino en lo que hacen. Ellos enfrentaron sus miedos, ignoraron sus excusas y tomaron acción.
Cómo romper el ciclo de las excusas
Reconócelas ⇒ La próxima vez que te digas "no puedo porque...", cuestiónalo. ¿Es realmente un obstáculo o solo miedo al cambio?
Trabaja en tu mentalidad ⇒ En lugar de decir "No tengo tiempo", di "Voy a organizarme para encontrar el tiempo".
Da un primer paso pequeño ⇒ No necesitas lanzarte a lo grande o resolverlo todo de golpe. Empieza con una acción simple, pero concreta.
Rodéate de inspiración ⇒ Aprende de quienes ya han logrado lo que tú quieres. Ver que es posible te motivará a actuar.
Comprométete contigo mism@ ⇒ Nadie vendrá a salvarte ni a hacer el trabajo por ti. Tu evolución depende de ti.
Las excusas pueden parecer inofensivas, pero en realidad son cadenas que nos mantienen atrapad@s en una vida que no nos satisface. Si realmente quieres avanzar, necesitas enfrentarlas, romperlas y tomar el control.
¿Vas a seguir dándote razones para quedarte en el mismo lugar, o vas a empezar a moverte hacia lo que realmente deseas?
REFLEXIONES
El verdadero fracaso solo ocurre cuando decides abandonar.
Muchos dicen que la gente tiene miedo al éxito, pero en realidad a lo que se teme es, todo lo que hay que dejar atrás para alcanzarlo: hábitos físicos, alimentarios, amistades, costumbres limitantes, posesiones materiales, e incluso, a veces, una ciudad o un país.
El éxito no es cuestión de suerte, sino de exigencia, desapego, constancia, disciplina y sacrificio.
Las decisiones fáciles conducen a una vida difícil, mientras que las decisiones incómodas te llevan a una vida mucho más sencilla y plena.
Si crees que alcanzar el éxito significa no volver a tener problemas, te equivocas. Cada obstáculo superado abre la puerta a nuevos desafíos de mayor nivel, porque el crecimiento personal es un proceso continuo.
Puedes elegir entre obtener resultados o excusas.
Puedes quedarte estancado/a en el conocimiento, creyendo que lo sabes todo sin cambiar tu vida, puedes quedarte estancado/a en tus excusas o, dar el paso hacia la acción, afrontando las incomodidades que conlleva lograr tu propósito.
No es lo material lo que te hará sentir pleno/a y satisfecho/a.
Cuando alcanzas tus metas, con el tiempo aparece una sensación de vacío. Es el espíritu empujándote a seguir creando, construyendo y fluyendo con la vida.
La verdadera plenitud surge cuando te sientes bien contigo mismo o contigo misma, se siente plenitud cuando disfrutas del proceso de crear la mejor versión de ti en cada momento.
Si te ha gustado esta reflexión compártela en tus redes sociales!
0 Comentarios
DEJA TU COMENTARIO AQUÍ